Ecotrackers en el Parque Nacional Machalilla: Agua Blanca y Salango

Ecotrackers ha trabajado en le Parque Nacional Machalilla desde el año 2002. Nuestra primera experiencia fue organizar a los pescadores de Puerto Lopez para llevar turistas a ver las ballenas. 2007 empezamos un turismo submarino inteligente. (Ecotrackers has worked in the Machalilla National Park since 2002. Our first experience was to organize the fisherman in Puerto Lopez to bring tourists to see the whales. In 2007 we began intelligent submarine tourism.)

Wednesday, March 15, 2006

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El pasado manteño aún vive en Agua Blanca

Redacción EL COMERCIO

Un caserío lleno de contrastes y rico en vestigios arqueológicos es lo que encontró el historiador estadounidense Collin Makewall, hace 20 años al sur de Manabí. Desde entonces, quien visita Agua Blanca hace ‘turismo arqueológico’, con o sin intención.

Este poblado del Parque Nacional Machalilla (PNM) cambió su vida a raíz del descubrimiento de una ciudad que estaba bajo sus secos montículos de tierra. Todo empezó en la parte central de este recinto.

Allí, Makewall encontró un conjunto de urnas fúnebres y 600 estructuras de piedra; y la quietud del pueblo, dominado por la vegetación de bosque seco tropical, se rompió.

De esta repentina popularidad da fe la avalancha de turistas que llega desde Puerto López, donde hay varios proyectos hoteleros que albergan a los visitantes, quienes arriban ávidos -todos los años- por conocer la historia de estos parajes manabitas.

Makewall enseñó a los lugareños a no ‘huaquear’ (desenterrar los restos arqueológicos de manera ilegal) y les instó a conservar lo que tenían, pues esos vestigios a la postre serían su sustento. Y así es.

Un parque lineal con áreas verdes es el sitio para el descanso.Ampliar ImagenFoto: EL COMERCIO
Ocho kilómetros de un camino lastrado desde la vía costanera permiten el acceso al caserío. A los lados de esta carretera veranera, los moyuyos (planta típica del bosque seco tropical) se riegan por doquier.

La planta posee un fruto pegajoso el cual es utilizado por los lugareños a manera de gel para fijar el cabello.

En el trayecto se nota un tráfico agitado: turistas nacionales y extranjeros que ingresan caminado o en bicicleta montañera.

“La idea es sacarle el jugo a las vacaciones; desde Puerto López todo es plano y aquí las subidas y bajadas son ideales para quemar kilos”, dice Toya Collin, de 32 años, que viene desde Canadá.

En este poblado milenario además se puede acceder a uno de los secretos más antiguos de las culturas asentadas en la zona. Recorriendo a pie por los recovecos del río Buenavista, hoy seco por el verano, se puede acceder hacia el lago mítico de agua azufrada.

Ese líquido de un olor poco agradable fue el motor del desarrollo agrícola de la cultura manteña (Valdivia, Machalilla y Chorrera). Una vegetación exuberante rodea al estanque de 60 metros de diámetro, al cual se llega tras una hora de caminata. Allí los viajeros se despojan del calor.

El lugar es casi mágico. El canto de las aves marinas y el grito de los monos aulladores, que viven en pequeñas comunidades en las copas de los árboles, rompen la monotonía.

Los vestigios de la cultura manteña yacen por doquier. Pedazos de cerámicas de colores negro y café se pueden obtener cavando apenas entre 30 y 50 centímetros en las lomas de mediana y baja pendiente.

Caminar por Agua Blanca es como volver en la historia, comenta Francis Well un turista estadounidense. “Me habían hablado de este lugar, pero nunca pensé que era tan original”, enfatiza mientras recorre una zona pedregosa.

Al parecer, allí estaba uno de los sitios más concurridos de Agua Blanca, hace milenios. En la parte central del asentamiento lo que al parecer fueron unas gradas dejan volar la imaginación de los visitantes.

Para mantener viva la historia, no solo con leyendas, en Agua Blanca también hay un museo pequeño. En una casa de madera con paredes de enchinche (barro con paja) y cubierta de cinc se exponen vasijas, instrumentos que fueron utilizados como armas para cazar y hasta la flora y fauna del lugar con serpientes conservadas en formol. Treinta minutos dura la estadía en el museo, cuya ‘banda sonora’ es la historia del centro ceremonial, contada por un guía.

Las legendarias rieles del tren y el transitar cotidiano de la gente caracterizan al pueblo. Ampliar ImagenFoto: EL COMERCIO
A 200 metros del museo, cruzando el cauce del río Buenavista, yace un conjunto de tres urnas fúnebres. Una excavación en forma de terrazas, hecha hace 15 años, dejó al descubierto tres tipos de ollas de cerámica donde se ubicaban a muertos para sepultarlos.

La ruta continúa

Tras cinco horas de estadía en Agua Blanca, el trayecto sigue hacia Pueblo Nuevo. En esta caleta de pescadores, en la playa yacen cinco pozos de agua. Piedras rectangulares, con un espesor de 30 centímetros, cubren la boca de cada pozo. Según Vicente Vélez, vecino de Pueblo Nuevo, estos reservorios son milenarios.

De paso por Puerto López, la herencia manteña está a la vista.

La mayoría de la gente que habita este poblado es baja de estatura, luce una nariz aguileña y una piel muy morena.

Otra visita obligada en el PNM es el museo interpretativo y autoguiado. Las riquezas arqueológicas, la flora y la fauna de la reserva se muestran sin egoísmo.

La visita arqueológica nunca estará completa si no se hace un alto en los museos de Salango y Río Chico. Tres horas de recorrido en ambos sitios dejan al descubierto abundante información sobre las dotes de navegantes que tenían los manteños.

Y ya en Salango -tras un largo recorrido- aparece en escena la concha espóndylus. Este crustáceo era y es extraído desde las profundidades de las ensenadas. Prueba de que los manteños eran excelentes buceadores.

El visitante se verá tentado a degustar el célebre cebiche de spondylus.

Al final del trayecto, en Río Chico, un pequeño enclave marino, la playa de la hostería Piqueros Patas Azules exhibe urnas fúnebres que fueron encontradas en algunos sitios. Y mientras algunos se dan un baño, otros pueden admirar los vestigios arqueológicos.

Para tomar en cuenta

¿Cómo llegar? • Desde Manta y Portoviejo hay tres cooperativas intercantonales. El pasaje cuesta tres dólares por persona.

Una de las cooperativas que parte desde Manta recorre la vía costanera hasta enlazar con el Parque Nacional Machalilla.

Hospedaje • Hay hosterías, hostales y hoteles desde seis dólares por persona la noche. Para los más exigentes 70 dólares con servicio de piscina y playas de arenas blancas.

Otras actividades • Se pueden avistar ballenas en esa zona desde julio hasta septiembre.

La práctica de ’snorqueling’ es otro de los atractivos del Parque Nacional Machalilla.

Legado histórico Las excavaciones continúan Un grupo de 10 estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito y dos centros educativos, uno de Canadá y otro de Estados Unidos, rabajan en las excavaciones bajo la upervisión del arqueólogo ecuatoriano Florencio Delgado.

El objetivo es buscar más información sobre el asentamiento manteño, que solo ha sido estudiado parcialmente.

“Se ha trabajado básicamente en la zona central, donde estaban los templos y la parte administrativa del señorío de Salongome”, dice Delgado.

La idea de estos trabajos es básicamente saber un poco más de las zonas donde habitaba el pueblo en general.

Otro aspecto interesante de la zona es la conjugación de la riqueza cultural con el turismo, lo cual se ha convertido en una forma de vida para los lugareños.

“Aquí nosotros pretendemos indagar por lo menos unos 15 años más, nos interesa ir descubriendo más sobre la historia, los hallazgos no nos quitan el sueño”, sentencia ecidido Delgado.

Las urnas fúnebres son un componente fundamental del patrimonio manteño. Estas terrazas que exhiben las urnas fúnebres fueron habilitadas hace 15 años.

Agua Blanca

Es una comundad situada en el Parque Nacional Machalilla. Su trabajo con Ecotrackers empezó en el 2004. Anteriormente habíamos trabajado en Puerto López, donde formamos una organizacion con los pescadores con una estructura microempresarial, que ahora tiene mas de 2000 miembros. El trabajo con los pescadores de Puerto López fue para permitirles que llevaran pasajeros a observar las ballenas, pues las compañías turísticas y la marina se lo impedían. El trabajo de nuestros voluntarios con los pescadores de Puerto López se deshizo por una mala dirección de su presidente, así que orientamos nuestros esfuerzos hacia dos comunidades una en la costa llamaca Puerto Rico, este intento falló porque la comunidad estaba más interesada en turismo tradicional que en turismo participativo-sensible, exigina a nuestros voluntarios un pago mas alto y un papel solo de turistas y preferímos comunidades que nos necesitaran para que los voluntarios pudieran hacer un papel educativo y laboral mejo. La otra comunidad fue Agua Blanca con la que se pudo articular una mejor relación.
El trabajo con Agua Blanca esta pasando de un trabajo de recibir voluntarios a un trabajo de recibir grupos de voluntarios, pues sus condiciones son mejores que las de otras comunidades. Ademas están recibiendo publicidad nacional e internaciona que hace que nuestro trabajo vaya entrando en una etapa de desprendimiento para integrar a esta comuidad a una red de comunidades que están en el Parque Machalilla y que necesitan ahora de nuestros voluntarios.